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Da la Bienvenida al Equinoccio y aprende acerca del Calendario Maya

Cada año, entre el 21 y 22 de marzo, multitudes de turistas visitan las ruinas de Chichén Itzá, a las afueras de Cancún, para observar uno de los más increíbles cálculos astronómicos que eran valorados utilizando la combinación de los tres calendarios Mayas con increíble precisión. En este día, una serpiente parece deslizarse bajando por la parte norte del templo de Kukulcán, la pirámide más grande que marca el equinoccio de primavera, cuando el día tiene la misma duración que la noche.

No hay duda de que los antiguos mayas, quienes en algún momento habitaron la zona de Cancún, deben de ser admirados por la precisión y exactitud de sus mediciones astronómicas. La civilización maya, una vez floreciente, fue la constructora de magníficos templos que mostraban fenómenos únicos, para representar los diferentes ciclos de la Tierra y el Universo. Estos ciclos que se miden haciendo uso de los tres calendarios ancestrales mayas, todavía son admirados por su increíble precisión y complejos cálculos.

El Calendario Maya

El primero de los calendarios mayas es el Tzolk’in o Rueda Sagrada. Este calendario único utiliza un sistema basado en un ciclo de 260 días y se cree que representa uno de los dos sucesos más poderosos en la tradición maya: la fertilidad humana y el patrón de cultivo del maíz. El calendario también está basado en los números 13 y 20, dos figuras importantes en las tradiciones mayas. Los trece números llamados tonos y los 20 glifos o imágenes, trabajaban juntos como un reloj que gira para decir la hora en términos de días y meses. Este ciclo de 260 días, conocido como el año adivinatorio, se asociaba en gran medida con la buena o mala suerte que se tenía en diferentes días a lo largo del ciclo maya. Esta representación espiritual para los mayas, no coincidía con la duración de un año solar completo, por lo que implementaron el uso de otro calendario, llamado Haab.

El Haab es un calendario que funciona en un ciclo de 360 ​​días, bastante similar al calendario gregoriano que usamos hoy en día. A diferencia del Tzolk’in, se calcula en relación a la ubicación del sol en diferentes tiempos a lo largo del año. El uso del Haab era extremadamente importante para la vida cotidiana de la civilización maya. Su ciclo se utiliza para marcar conteos importantes, así como eventos económicos y agrícolas. Aunque sus cálculos anuales son un poco diferentes a los del año de 365 días al que estamos acostumbrados, los mayas compensaron la diferencia de cinco días con un período de días sin nombre que se cree que eran aquellos en los que los dioses tomaban un descanso. Estos cinco días, que eran considerados como un tiempo peligroso porque la Tierra se quedaba sin protección, marcaban el final del calendario maya y el inicio de un nuevo ciclo.

Para los mayas, era importante poder llevar un registro de su historia, que era constituida por períodos mucho más largos de tiempo. Para ello, crearon un tercer calendario, llamado la Cuenta Larga. Este calendario representaba un ciclo del universo que tenía una duración de 2.880.000 días, aproximadamente 7.885 años solares. Su término marcaba lo que los mayas consideraban como el renacimiento del universo, resultando en grandes celebraciones, parecidas a las fiestas de Fin de Año que celebramos en la actualidad.

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