La temporada navideña se aproxima rápidamente y con ella un cúmulo de celebraciones ampliamente reconocidas; desde el primero hasta el 31 de diciembre, la gente de todo el mundo se regocija en la armonía y tranquilidad del espíritu navideño. Para la gente de México hay tradiciones muy arraigadas así como una interminable serie de fiestas. Desde el día de la Virgen de Guadalupe hasta el momento de apurar las 12 uvas de Año Nuevo, diciembre trae consigo una diversidad de motivos de alegría, aunque para la tradición maya, ninguna tan importante como la celebración del Solsticio de Invierno.
La civilización maya, que alguna vez habitó el sureste de México y parte de Centroamérica, honraba la fecha del Solsticio de Invierno con una variedad de rituales. Para los antiguos mayas el Solsticio de Invierno (que este año cae el 21 de diciembre) marcaba una época de renovación, con miras a la ya no tan lejana Primavera. Los sacerdotes mayas quemaban incienso y ofrecían rezos y cánticos en honor del día en el cual es Sol se encuentra más alejado de la tierra, en el hemisferio norte.
Según John Major Jenkins, autor del libro El Centro del Tiempo Maya, el Solsticio de Invierno significaba “más que el comienzo de un nuevo año solar, el inicio de un nuevo Gran Ciclo de tiempo, el restablecimiento del gran reloj celestial y, tal vez, un cambio sin precedentes en la naturaleza de la conciencia humana y la civilización“. Con tal precisión astronómica y tales ideas iluminadoras del futuro, no es de extrañar que las tradiciones mayas todavía gocen de un profundo arraigo en la vida cotidiana de México.
Enormes cantidades de gente se reúnen en los sitios arqueológicos mayas con la esperanza de obtener una visión de los fenómenos que se producen en días tan especiales como éste. En Chichén Itzá, por ejemplo, cuando sale el sol parece bordear las orillas del templo El Castillo antes de tomar su lugar en el cielo de invierno. En un momento en este día, los lados norte y este del templo estarán en completa oscuridad, mientras que los lados sur y oeste están en plena luz del día. Este hecho, que se asemeja a la de los modelos solares en los polos, es sólo uno de muchos eventos únicos que los mayas utilizaban para marcar este día tan importante.
Para nuestros huéspedes de Villa del Palmar Cancún, una visita a las ruinas mayas de El Meco es una agradable y fascinante manera de experimentar cómo las antiguas tradiciones del pueblo maya continúan vivas hasta hoy. Cánticos y meditación están contempladas a llevarse a cabo en El Meco el día del Solsticio de Invierno y tanto la población local como los turistas son bienvenidos. Por qué no te unes a la celebración del Solsticio de Invierno y conoces, de primera mano, uno de los más sagrados legados de México.
